PESSOA, EL ESCAPISTA Y SU PLAN DE FUGA


EL ESCAPISTA Y SU PLAN DE FUGA





Dibujo de Ricardo Ranz para 28 pessoas
Cuando me piden una rápida definición de Pessoa suelo dar la del "escapista". Pessoa siempre trató de escapar de la realidad. No era tanto un inventor de identidades, cuanto de realidades. Me gusta ver a los heterónimos más que como voces, como personajes que viven en otra dimensión, en otra parte (en ese alem portugués). Pessoa fue antes de nada, un escapista, alguien que trataba de huir de la realidad para descansar en la otra. Esta realidad no le gustaba. Sueño es la palabra que con más frecuencia aparece en su obra, y el sueño es como ese mundo otro donde FP se sentía cómodo. Las formas de escapismo que fraguó fueron muchas, desde la invención de "otros", hasta el pan-lusitanismo (El quinto Imperio, el neo-sebastianismo...), el sueño, el esoterismo, la ficción, y, por qué no, el alcoholismo. De todo se valía aquel hombre atribulado y tímido para escapar. Su obra es, antes que nada, un plan de fuga.
Todo esto para deciros que ha salido esta estupenda reseña de sus cuentos, firmada por Braulio Ortiz en Diario de Sevilla. Que la disfrutéis. Y a ti, Braulio, muchas gracias.

os dejo el enlace


http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/2266349/pessoa/escapista/frente/amante/la/logica.html


Os dejo con un fragmento del Libro del desasosiego:





MANERA DE BIEN SOÑAR

Te cuidarás primero en no respetar nada, en no creer en nada, en nada (...). Guardarás, de tu actitud ante lo que no respetes, la voluntad de respetar algo; de tu disgusto ante lo que no amas, el deseo doloroso de amar a alguien; de tu desprecio por la vida, guardarás la idea de que ha de ser bueno vivirla y amarla. Así habrás construido los cimientos para el edificio de tus sueños.
Fíjate bien en que la obra que te propones hacer es la más alta de todas. Soñar es encontrarnos. [96v] Vas a ser el Colón de tu alma. Vas a buscar sus paisajes. Cuida bien de que tu rumbo sea cierto y que no puedan equivocarse tus instrumentos.
El arte del soñar es difícil porque es un arte de pasividad, donde lo que es de esfuerzo es en la coordinación de la ausencia de esfuerzo1. El arte de dormir, si lo hubiera, debiera ser algo parecido a esto.
Fíjate bien: el arte de soñar no es el arte de orientar los sueños. Orientar es hacer. El soñador verdadero se entrega a sí mismo [97r] dejándose poseer por sí mismo.
Huye de todas las provocaciones materiales. Está al principio la tentación de masturbarte. Está la del alcohol, la del opio, la de (...). Todo eso es esfuerzo y búsqueda. Para que seas un buen soñador, no has de ser más que soñador. El opio y la morfina se compran en la farmacia -¿cómo, pensando en esto, quieres soñar a través de ellos? La masturbación es un asunto físico -¿cómo quieres que (...)?
Que te sueñes masturbándote, vale; que en sueños te veas [97v] fumando opio, recibiendo morfina y te embriagues con la idea del opio, (...) de la morfina de los sueños -no hay más que elogiarte por eso: estás en tu papel áureo de soñador perfecto.
Créete siempre más triste y más infeliz de lo que eres. Eso no es malo. Es incluso, por ilusión, un poco escaleras al sueño.


-Aplaza todo. Nunca se debe hacer hoy lo que se puede dejar de hacer también2 mañana. No es ni tan siquiera necesario hacer algo hoy o mañana.

-Nunca pienses en lo que vas a hacer. No lo hagas.
-Vive tu vida. No seas vivido por ella. En la verdad y en la equivocación, en el gozo y en el malestar3, sé tu propio ser. Sólo podrás serlo soñando4, pues tu vida real, tu vida humana es la que no es tuya, sino de los otros. Así sustituirás el sueño a la vida y te cuidarás sólo de soñar con perfección. En todos tus actos de la vida real, desde el nacer hasta el morir, tú no haces nada: eres hecho; tú no vives: sólo eres vivido.
Conviértete para los demás en una esfinge absurda: enciérrate pero sin dar un portazo en tu torre de marfil. Y tu torre de marfil eres tú mismo.
[5v] Y si alguien te dijera que esto es falso y absurdo, no le creas. Pero tampoco creas lo que yo te diga, puesto que no se debe creer en nada.


Con este soñar todo en la vida te hará sufrir más, (...)
Será tu cruz.

10
MANERAS DE BIEN SOÑAR EN LOS METAFÍSICOS

Raciocinio, (...) -todo será fácil y (...), porque todo es sueño para mí. Me mando soñarlo y lo sueño. A veces creo en de mí un filósofo, que me traza cuidadosamente las filosofías mientras yo, pagano, enamoro a su hija, cuya alma soy, en la ventana de su casa.
Me limitan, claro, mis conocimientos. No puedo crear un matemático... Pero me contento con lo que tengo, que da para combinaciones infinitas y sueños innumerables. ¿Quién sabe, por otra parte, si a fuerza de soñar, no conseguiré más aún? Pero no vale la pena. Me basta así.
Pulverización de la personalidad: no sé cuáles son mis ideas, ni mis sentimientos, ni mi carácter... Si siento una cosa, vagamente la siento en la persona vista de una criatura cualquiera que aparece en mí. He sustituido los sueños a mí mismo. Cada persona es sólo el sueño de sí misma. Yo ni eso soy.

[47r] Nunca leer un libro hasta el final, ni leerlo de corrido y sin saltar.

No supe nunca lo que sentía. Cuando me hablaban de tal o cual emoción y la describían, siempre sentí que describían algo de mi alma, pero después, pensándolo, siempre dudé. Lo que me siento ser, nunca sé si lo soy de verdad, o si creo sólo que lo soy. Soy un personaje5 de mis dramas.
El esfuerzo es inútil, pero entretiene. El raciocinio es estéril, pero tiene gracia. Amar es pesado, pero es preferible a no amar. El sueño, no obstante, todo lo sustituye. En él puede haber toda la noción de esfuerzo sin el esfuerzo real. Dentro del sueño puedo batallar sin el riesgo de sentir miedo o de ser herido. Puedo razonar sin que prevea llegar a alguna verdad y que me duela el que nunca llegue6; sin querer resolver un problema, que vea [que] nunca lo resuelvo; sin que (…). Puedo amar sin [que] me rechacen o me traicionen, o me cansen. Puedo cambiar de amada y ella siempre será la misma. Y si quisiera que me traicione y me esquive, tengo [47v] las órdenes para que me pase eso y siempre como lo quiera, siempre como lo disfruto. En sueños puedo vivir las mayores angustias, las mayores torturas, las mayores victorias. Puedo vivir todo eso como si fuese de la vida: depende sólo de mi poder convertir el sueño como vivido, nítido, real. Eso exige estudio y paciencia interior.

Hay varias maneras de soñar. Una es abandonarse a los sueños, sin intentar volverlos nítidos, dejarse llevar por la vaguedad y por el crepúsculo de sus sensaciones. Es inferior y cansa, porque ese modo de soñar es monótono, siempre lo mismo. Hay un sueño nítido y dirigido, pero el esfuerzo en dirigir el sueño traiciona demasiado al artificio. El artista supremo, el soñador como yo lo soy, tiene sólo el esfuerzo de que el sueño sea tal, que tome tales caprichos... y él se desarrolla ante él como él lo desearía, pero no lo podría concebir, se fatigaría al hacerlo. Quiero soñarme rey... En un acto brusco, lo quiero... Y he aquí que soy súbitamente rey de un país cualquiera. Cuál, de qué clase, el sueño me lo dirá... Porque yo he conseguido la victoria sobre lo que sueño -que mis sueños [48v] me traigan siempre, inesperadamente a donde quiera. Muchas veces perfeccionan, viéndola con nitidez, la idea cuya tibia orden apenas recibieran. Soy completamente incapaz de idear conscientemente las Edades Medias de distintas épocas y de distintas Tierras que he vivido en sueños. Me deslumbra el exceso de imaginación que desconocía en mí y voy viendo. Dejo que fluyan los sueños... Los tengo tan puros, que siempre sobrepasan lo que espero de ellos. Son siempre más hermosos de lo que quiero. Pero esto sólo un soñador ya curtido puede esperar obtenerlo. Me ha llevado años buscar soñadoramente esto. Hoy lo consigo sin esfuerzo...

La mejor manera de comenzar a soñar es mediante libros. Las novelas sirven de mucho al principiante. Aprender a entregarse totalmente a la lectura, a vivir absolutamente con los personajes de una novela, he aquí el primer paso. Que nuestra familia y sus tristezas nos parezcan sosas y aburridas a su lado, he aquí la señal de progreso.
Es necesario evitar las novelas literarias [48v] donde la atención se desvíe hacia la forma de la novela. (…) No me avergüenzo en confesar que así comencé. Es curioso, pero en las novelas policiacas, los (...) eran por una (...) intuición yo leía. Nunca he podido leer novelas de amor con detenimiento. Pero eso es una cuestión personal, por no tener hechuras de amante, ni siquiera en sueños. Cada cual cultive, sin embargo, la hechura que quiera. Recordemos siempre que soñar es buscarnos. El sensual deberá, en sus lecturas escoger las opuestas a las mías.
Cuando la sensación física llega, puede decirse que el soñador ha superado el primer escalón del sueño. Es decir, cuando una novela sobre combates, fugas o batallas nos deja el cuerpo realmente molido, las piernas cansadas... el primer escalón está asegurado. En el caso del sensual deberá -sin más masturbación que la mental- tener una eyaculación cuando un momento de ésos llegue en la novela.
Después tratará de traducir todo esto hacia lo mental. La eyaculación en el caso del sensual [49r] (que escojo como ejemplo porque es el más violento y oportuno) deberá ser sentida sin haberse dado. El cansancio será mucho mayor, pero el placer es completamente más intenso.

En el tercer escalón, toda la sensación pasa a ser mental. Aumenta el placer y aumenta el cansancio, pero el cuerpo ya nada siente, y en vez de los miembros laxos, la inteligencia, la idea y la emoción quedan relajadas y débiles... Llegado aquí, es tiempo de pasar al escalón supremo del sueño.

El segundo grado es el construir novelas para uno mismo. Sólo debe intentarse esto cuando está perfectamente mentalizado el sueño, como dije antes. Si no, el esfuerzo inicial en crear novelas perturbará la perfecta mentalización del disfrute7.
[49v] Tercer escalón.
Ya educada la imaginación, basta querer, y ella se encargará de construir los sueños por sí misma.
El cansancio aquí ya es casi nulo, incluso el mental. Hay una disolución absoluta de la personalidad. Somos mera ceniza, dotada de alma, sin forma -ni siquiera la del agua que es la de la vasija que la contiene.
Bien madura esta (...), dramas pueden aparecer en nosotros, verso a verso, desarrollándose ajenos y perfectos. Tal vez no exista la fuerza de escribirlos -pero ni eso será necesario. Podremos crear en segunda mano -imaginar en nosotros un poeta que escriba, y él escribirá de una manera, y otro poeta acaso lo hará de otra... Yo, que he apurado mucho esta facultad, puedo escribir de innumerables maneras distintas, todas originales.

El más alto grado del sueño es cuando, creado un escenario con personajes, los vivimos todos al mismo tiempo -somos todas esas almas conjunta e interactivamente. Es increíble el grado de despersonalización y de grisura del espíritu que lleva a esto, y es difícil, lo confieso, huir hacia un cansancio general de todo el ser al hacerlo... ¡Pero tan grande es el triunfo!

Este es el único ascetismo posible. No hay en él fe ni Dios.
Dios soy yo.

1Nota de la editora: Frase incompleta, por la ausencia de una o más palabras.
2Variantes: hacer; dejar para.
3Variante: bienestar.
4Nota de la editora: Pessoa saltó por encima de todo un párrqafo del que, en apariencia, se olvidó más tarde, después de incluirlo en el texto: “Desprecia todo, pero de tal modo que el despreciar no te incomode. No te creas superior al despreciar. El arte del noble desprecio consiste en eso”.
5Variante: trozos de personajes.
6Variante: llego.
7Notade la editora: Tópico entre paréntesis, que omití: (“se proponen dificultades”).

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